La excusa pesa más que tú: ¡Ejercítate!


En sociedades de alto estrés laboral, más la vida familiar, las expectativas profesionales, los innumerables hábitos de consumo; aunado al ámbito económico ¿es necesario hacer ejercicios? Sí lo es. Tomar la iniciativa de ejercitarse luego de una largo tiempo sin incorporar ningún deporte en la vida diaria no es fácil, requiere de fuerza de voluntad y motivación. Y a veces esos dos términos son insuficientes para adaptar una nueva rutina.  Quizás conoces a alguien que tiene la mitad de su vida tratando de adaptar un estilo más saludable, pero se auto-sabotea constantemente. Para ellos va esta nota.

Más allá de un tema de salud física mantener una rutina permite la liberación de endorfinas (hormona de la felicidad) y el desprendimiento de esas tensiones que solo desembocan en depresión y bajos ánimos: lo que nadie conscientemente desea. Los estándares de vida social son demasiado altos y la conexión con nuestras propias intenciones deben ser prioritarias. Tomarte cuarenta minutos al día para invertirlos energéticamente no paralizarán tu vida, todo lo contrario; los beneficios serán mayores.

El ejercicio genera confianza. Al llevar la resistencia de tu cuerpo a un estado más alto, retando el umbral del dolor puede que, en principio, sientas molestias musculares y cansancio pero verás cómo se activa la capacidad de concentración y la motivación de lograr los objetivos. Estas capacidades son extrapolables a otros ámbitos de la cotidianidad: trabajo, vida familiar y entorno social, por ejemplo.

Vale la pena mencionar, por si no lo sabías, que el ejercicio produce más neuronas y conexiones en el cerebro. Término conocido como neurogénesis, el cual incrementa la capacidad de aprendizaje. Además el hábito ayuda a tener un carácter más amable y un estado de ánimo más positivo: superando adicciones, sedentarismo, desgano, falta de concentración, depresión, angustia, insomnio, etc.

¿Qué necesitas para comenzar? Primero fijar la meta, ¿por qué y para qué lo haces? Estas preguntas te ayudarán en esos momentos de duda “no tengo lo necesario para comenzar”, “no podrá alcanzar el ritmo necesario”, “pasaré vergüenza”, “no tengo dinero”. Si no puedes pagar un gimnasio busca el parque más cerca de tu casa y organiza tus horarios.

Además no es necesario tener una rutina de 40 minutos de ejercicios cardiovasculares y 40 minutos con pesas. Elige la opción que te genere mayor distracción. Si investigas un poco encontrarás una que sea de tu afinidad: natación, ciclismo, baile, danza, spinning, subir escaleras o montañas, una caminata, yoga, pilates, boxeo, entre otros.

Algunos datos importantes sobre el ejercicio, según la Organización Mundial de la Salud:

  • Reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas.
  • Mejora la salud ósea y funcional.
  • Es un determinante clave del gasto energético, y es por tanto fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso.

Otros datos para convencerte, según sanitas.es:

  • Mantiene el tono y la masa muscular, evitando problemas posturales y dolores de espalda.
  • Aumenta los niveles relativos de colesterol HDL (el bueno).
  • Disminuye la presión arterial elevada.
  • Ayuda a mejorar la composición corporal al quemar grasas.
  • Favorece un nivel adecuado de azúcar en la sangre.
  • Mejora la densidad ósea.
  • Refuerza el sistema inmunitario.
  • Mejora el estado de ánimo y reduce las posibilidades de depresión.
  • Ayuda a regular el apetito.

Implementa tu ritmo y comienza.

Redacción: Rogsel Castillo

Acerca de Eduardo Vivas (263 Artículos)
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